miércoles, 18 de agosto de 2010

IRA YAO - EL CUNAGUARO

PRÓLOGO

Pocos después de llegar a Venezuela, en las vacaciones de Carnaval de 1958, los compañeros de trabajo me llevaron a conocer los llanos.
Allí y con ellos se formé esto que, como la mayoría de mis escritos, es más narración o historia que cuento.
Todos los personajes y todos los hechos fueron reales, sólo se dejó a la imaginación cambiar los nombres de los seres, como fantasear con las leyendas oídas en ese viaje.
Fue cuando conocí al primer cunaguaro.
Estaba en el parque de un hotel de San Juan de los Morros. Lo tenían encerrado en un gran espacio con malla alrededor y encima, pero era una jaula al fin.
Nos miramos de frente. En sus ojos oscuros había rebeldía. Su felino cuerpo vibraba queriendo sentirse libre en el monte.
Sentí sus sentimientos como míos. Fue en ese instante que nació el cuento: Ira Yao el Cunaguaro.
Tuvieron que pasar más de cuarenta años para que se convirtiera en un escrito.
Como a él, el progreso me hizo prisionero.
Nunca volví a ver aquel cunaguaro. Y nunca lo olvidé.
Por que siempre sentí que algo profundo y primitivo nos unía.
Este es el cuento de alguien que pudo ser un cunaguaro.
Sea para ti, Ira Yao, para tus cachorros…
Si el Hombre los deja vivir.

Rosalino Carigi
Año 2005